Arturo González Quintana (1923-2006)
En la madrugada del jueves 9 de noviembre de 2006, a la edad de 83 años, falleció en la ciudad de Barquisimeto, Venezuela, el virtuoso guitarrista clásico chileno Arturo González Quintana, uno de los pilares de nuestra escuela guitarrística, junto a Liliana Pérez Corey y Albor Maruenda. Sus restos descansan en esa ciudad venezolana. El delicado estado de salud del maestro González no le permitió sobreponerse a la trágica muerte de su hijo Roberto González Alvarado, también guitarrista muy reconocido en Venezuela, ocurrida por causa de un accidente automovilístico, el 22 de julio de 2006.
González Quintana desarrolló una activa vida profesional desde muy temprano en su vida. Ofreció numerosos recitales a lo largo de Chile, auspiciados por importantes instituciones del país, tales como el Instituto de Extensión Musical de la Universidad de Chile, el Ministerio de Educación y la Municipalidad de Santiago. Además estrenó varias obras del repertorio universal para guitarra, actuando como solista junto a las orquestas Sinfónica y Filarmónica de Chile y Sinfónica de Concepción, bajo la dirección de maestros del nivel de Jacques Bodmer (Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo), Víctor Tevah (Rapsodia para guitarra y orquesta de Darwin Vargas) y Juan Matteucci (Conciertos de Vivaldi). Hay que destacar, además, que varios compositores chilenos le dedicaron sus obras, entre los cuales se recuerdan a Gustavo Becerra, Darwin Vargas y Erasmo Castillo.
En su extensa carrera artística internacional realizó giras de concierto por toda Latinoamérica, Estados Unidos, Europa y Japón. En el continente europeo ofreció recitales en Inglaterra, Suiza, España, Francia, Bélgica y Rusia, y fue ampliamente alabado por la crítica. La revista francesa especializada Guitarre et Musique, afirmó: "Arturo González es un verdadero artista y el público así lo entendió". En Radio Fernschen de Basilea, Suiza, el crítico R. W. escribió: "exquisita sensibilidad y maestría demostró el gran guitarrista chileno Arturo González".
En Estados Unidos fue invitado por la Universidad de California en Davis para dictar cuatro seminarios de guitarra para los cursos intermedios y avanzados. Además de impartir clases maestras, ofreció dos recitales en la Universidad y otros dos en Filadelfia. Sobre su presentación en Davis, California, la crítica dijo: "El señor González ofreció un recital que demostró vitalidad y categoría técnica. Impulsó apasionadamente a su auditorio a través de un programa que abarcó cuatro siglos, desde el Renacimiento a la música contemporánea. Su maduro virtuosismo está a la altura de una técnica dinámica y apta, virtudes que se hicieron evidentes en el uso de armónicos y variaciones tonales y rítmicas en su soberbia interpretación del Preludio N°1 de Villa Lobos". Otra crítica sobre el mismo recital, apunta: "La técnica de González es muy limpia y posee la extraordinaria cualidad de no raspar las cuerdas. Toca su instrumento con mucha suavidad, pero existe el suficiente contraste dinámico como para que su ejecución sea siempre interesante".
Por su parte, la crítica nacional siempre reconoció en Arturo González a uno de los más sólidos exponentes musicales de su tiempo, considerándolo un gran intérprete, en el más elevado sentido de la palabra. Esto puede ser corroborado en numerosos artículos de diarios y revistas. Por ejemplo, en Zig-Zag (1963) se lee: "[...] aún en comparación con los más famosos guitarristas de carrera internacional, está colocado en un lugar prominente. Su seguridad mecánica es excelente, también su afinación: excelente su aproximación interpretativa a cada estilo". En El Mercurio (1964) se afirma: "Consideramos que Arturo González es uno de los más altos valores musicales de nuestro país. Su concierto reciente en el Teatro Municipal así lo demostró una vez más". En El Siglo (1965) escribe Nino Colli: "Dotado de una gran sensibilidad musical, de una excepcional facilidad técnica, que permite dominar toda clase de dificultades en el instrumento que cultiva y con una concepción madura de las obras que eligió para el concierto, es lógico que mantuviera un nivel muy elevado en sus versiones y que cautivara al público con la sugestión expresiva que fluía de ellas".
La labor de Arturo González Quintana, como formador de guitarristas, se proyectó en Chile a través de sus alumnos Oscar Ohlsen, Luis López, Eugenia Rodríguez, Fernando González Alvarado, Gelsia Torres, Eduardo Gatti y Eduardo Balazs, entre otros. En Venezuela, país que lo acogió desde el año 1975, ejerció como profesor de la cátedra de guitarra del Conservatorio de Barquisimeto hasta su jubilación. Allí formó a generaciones de guitarristas, entre los que destacan Carlos Lucena, Luis Quinteros y Rafael Suárez. El maestro González también participó como jurado de importantes concursos internacionales de guitarra, siendo objeto de numerosos homenajes y reconocimientos durante su larga y fructífera vida. |